martes, 15 de junio de 2010

Soneto XXIII

Esta noche llorar no me consiento;
sólo dos lágrimas hay en mis ojos,
sólo una caerá por mis enojos,
la otra quiero que la seque el viento.

No quiero que me veas cómo miento;
cómo de mi corazón entristecido
suena lúgubre y fuerte el latido
al gritar lo que sabes que no siento.

Cuando lentamente esté paseando
por los tristes páramos de la muerte
estaré con esperanza implorando
que tu perdón me concedas, y verte;
seguro entonces yo me veré llorando
lágrimas que hoy guardo hasta que despierte.

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