martes, 15 de junio de 2010

Soneto I

¿Por qué, mi yo, vivimos sin pensarlo
y pensando vivimos sin premura
con el viento que llega en la locura?
¿Para morir no basta desearlo?

¿Para vivir no sirve estar viviendo?
Sólo la muerte hace desear vida,
paupérrima ilusión que en su venida
nos deja sentir que estamos muriendo.

Y da dolor, pues algo deseamos
que perdemos, y al final esperando
llega a su punto la muerte y morimos.

Así le ocurre a la vida que llevamos.
Da más dolor que la muerte, implorando
que todo sea indoloro, pues sufrimos

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