martes, 15 de junio de 2010

Soneto VII

Bondad de un alma he visto reflejada
dentro de tus hermosos ojos bellos
y alegría veo en esos destellos
de armonía que en tus ojos es mostrada.

Ruégole a Dios, tente, una mirada
de esos tus ojos bellos, insondables
puros; esquivos, glaucos, admirables;
mirada clara, viva, despejada.

Y es Venus la que mira, el parpadeo
de una Diosa de las aguas naciendo
para al monte Olimpo subirse luego.
Desde donde tu me estarás viendo
febril loco y muy infeliz reo;
solo una vez verte es mi castigo.

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