viernes, 18 de junio de 2010

Sextina

Déjame acostumbrarme al sucio suelo,
que hasta ahora he dormido yo en el lodo,
si no vas a quedarte todo el tiempo;
si no vas a quererme entero y claro
olvida tu piedad y que me has visto
cansado y dominado por el miedo.

Déjame, por piedad, que tengo miedo
De la voz que me eleva sobre el suelo,
del cariño que exalta; que yo he visto
cariño en la piedad que hay en el lodo;
Y al fin desaparece, pues no es claro
Pues es solo piedad que dura un tiempo.

Y yo quiero quererte todo el tiempo
tu amor sentir, tan solo amar sin miedo
amor sin coartadas, amor claro
que no me importe nada ver el suelo
que el vértigo no exista, y que el lodo
sea solo un recuerdo que haya visto…

Déjame que me encuentre pues he visto
que estoy fuera de mí por todo el tiempo
y veo anonadado solo el lodo
el fango y podredumbre de mi miedo.
Déjame que yo viva en este suelo
que el ritmo de mi alma lata claro.

Quiero ver, por piedad, tenerlo claro
descansar del martirio, yo que he visto
el vértigo, volar sobre este suelo
sin saber si el volar tendrá su tiempo;
si el cariño se irá; y siento miedo
a ensuciarme cayendo sobre el lodo.

No quiero ver el cielo desde el lodo
que el fango ya lo veo yo muy claro
y aquí abajo domino todo miedo
pues todo en este mundo yo ya he visto
aquí yo soy el dueño de mi tiempo.
Allí por no notar no noto el suelo.

Siento el suelo, no veo más que lodo
la paz que hay en mi tiempo veo claro
ya todo yo lo he visto, ya no hay miedo.

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