pues tu pecho acaricia suavemente;
y odio al sol que brillando en el ambiente
el caliente rigor creó con saña.
Quisiera ser el agua y refrescarte
del sol y de su luz clara y ardiente;
y aun el sol por brillar mas indulgente
y del tibio calor enamorarte,
celoso de ese viento que en ti arde:
del más cercano a ti que danza y danza
con tu pelo, rizándolo, jugando...
Piensa solo ese viento es mi añoranza;
Son mis manos, del sueño despertando;
mis caricias, que vuelven con la tarde.
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