y al ocaso se arrastra su derrota;
sobre un campo de luces su luz brota
y hasta el lecho de muertes ha llegado.
La eterna singladura… Un sol dorado
que hierve el campo en luz con una nota
de helado atardecer; que helada dota
de miedo a mi pensar enamorado…
No la tengo, no he visto su mirada;
no he sentido su aliento en mi mejilla
oyendo sus susurros en mi oído.
Y al llegar el fin del día el sol se humilla
marchándose veloz como si nada
no he sentido su aliento en mi mejilla
oyendo sus susurros en mi oído.
Y al llegar el fin del día el sol se humilla
marchándose veloz como si nada
Otro sol, otro día se ha perdido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario