viendo en ti mi amargura y mi tristeza
al saber que se acaba la nobleza
y al saber que regresan los enojos.
Aterrado me quedo contemplando
el reflejo de tu rostro despiadado;
terrible yo me encuentro despreciado
y te desprecio, si me miras despreciando.
Te ruego que me mires con piedad
porque se apiade mi alma demente
y termine con toda mi ansiedad;
no piedad de un mirar que yo me invente
pues de ti solo espero la verdad
del sincero mirar que no me miente.
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