El frío que empapado se pasea
volando descubierto con el viento,
mojado bajo el cielo ceniciento;
ajeno a las pasiones se recrea.
La luz que mortecina, gris y fea
veloz mengua y se marcha en un momento
mojada en el reflejo que se crea
difuso en el gastado pavimento.
...Y triste pienso yo con un temblor:
las gotas me consumen, susurrantes.
La miro, le sonrío unos instantes
y estrecho su cintura y su calor
me queda de la tarde y su color
el beso en el zaguán. Igual que antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario