martes, 15 de junio de 2010

Soneto XII

Del ansiado sol, rayo brillante
que sombra fugaz a su paso crea
y del deseado viento, el que os cimbrea
habéis tomado fuerza, color, semblante.

Del vívido fuego, en cálido instante
calor y furia y viveza y frío;
majestad del mar, sencillez del río;
mas frescura y magia dominante.

Por ello es por que yo estoy dominado
pues vos la forma tenéis de una Diosa
sin que mortal os haya merecido.
Y así tengo yo el alma, traspasado;
yo no puedo ser Dios, y vos si hermosa 
y así en mi alma me siento vencido

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