viernes, 18 de junio de 2010

Soneto LXXXII

Dice el sol que al besarte cada día
quema ardiente tu piel tenue dorada
a su luz que en el fuego fue templada:
Yo en tu fuego y tu luz me quemaría...

Tu cabello ese viento mezcla y lía
raudo roza tu cuerpo y tu mirada
sigue al viento en su paso por la nada.
Y en mi anhelo tus ojos seguiría...

Hable quedo a mi oído el viento amante
los ecos de tu pecho, tus latidos;
queden solo en la brisa susurrante...

Queme toda mi piel el sol radiante
que ese fuego en tu piel fue recogido.
Bese solo tu piel mi amor galante

No hay comentarios:

Publicar un comentario