viernes, 18 de junio de 2010

Soneto XCII

Eres tierra por dar fruto abundante
dulce huerto fértil claro y hermoso;
vergel fresco en penumbras, pudoroso
Edén por descubrir exuberante.

Eres curso febril, río elegante
y te pierdes corriendo sinuoso.
Eres valle feliz y árbol frondoso
y hogar donde volver a cada instante.

Eres vida incesante, mar profundo
eres cuerpo gentil, sin par, fecundo
eres sabia clemencia, eres consuelo.
Y yo, ¿qué soy por ti, qué soy, amada?
¿qué puedo ser por ti, si no soy nada?...
Solo déjame cuidarte, ese es mi anhelo.

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