viernes, 18 de junio de 2010

Soneto XCVI

Corazón en espera atribulado
la hiedra que no es rosa te aprisiona
El viento en un susurro te erosiona
Pues siempre a la intemperie estás guardado.

El ser su triste hiel ha destilado,
Y llora en destemplados chaparrones
Amargos desencantos de emociones
Más fuertes que el acero más templado.

¡Descansa corazón tu fatigado
pasar por el eterno y duro yermo,
y déjame soñar sueños si duermo!
¡Relaja tu latir desesperado!
Al frío y duro nicho me encaminas
Si el cálido latir tu no dominas.

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