martes, 15 de junio de 2010

Soneto LXIV

Siento tu inmenso aliento libre en mi cara;
quiero tu tenue brisa en salobre llanto
llega hasta mi tu son de gracioso canto:
risa de mil anades que escucho clara.

Grave susurro ardiente, palabras suaves;
tiendes junto a tus pasos un fresco manto
ir y volverte dulce son tus dos claves
y ese tu azul clemente, profundo y santo.

Sol de soleada tarde junto a tu vera
cuentas tu sabia historia muy lentamente
y sueño junto a esa espuma que he imaginado
Esta es mi gran ventura, noble y sincera:
una vez yo te he visto tan solamente
una vez yo te veo, mil te he inventado

No hay comentarios:

Publicar un comentario