martes, 15 de junio de 2010

Soneto XXI

Esos cabellos que al viento son fuego
Arrebolan tus mejillas de plata
Y encendiendo todo en derredor remata
Para fuego al viento prenderle luego.

Llamas son tus bellas y finas manos
De unas caricias que de suave abrasan,
Flamas etéreas que por aire pasan;
Esos fuegos fatuos, altivos, ufanos.

Fuego tus ojos, que pasión requieren
en mirada en la que tu alma venden,
con una calidez en la que hieren.
Mas hielos de tus actos se desprenden,
Gélido aliento que tu boca exhala;
Hielo que quema, llamas que prenden.

No hay comentarios:

Publicar un comentario