que el martillo en el yunque golpetea
y sintiendo el sudor que le gotea;
y el cansancio del trabajo inhumano.
Como el suicida, que creyendo el vano
de su existencia triste y terminada;
de su pesar, de su alma ultrajada
termina con su vida de su mano.
Así me siento yo: desesperado;
cansado del trabajo que no llena
cansado de mis golpes, mi tortura.
Así me siento yo: vil y cuitado;
sediento de la muerte que no llega
sediento del martirio que me cura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario